Mandíbula desencajada: causas y tratamiento

Mandíbula desencajada: causas y tratamiento
Índice 1.- Causas de la mandíbula desencajada2.- ¿Cómo saber si se me ha desencajado la mandíbula?3.- Tratamientos para la mandíbula desencajada4.- Prevención de la mandíbula desencajada

Decimos que una persona tiene la mandíbula desencajada cuando los huesos maxilares (maxilar superior y mandíbula) pierden su alineación y dejan de encajar correctamente entre ellos. Esta situación puede provocar distintos síntomas como dolor, incapacidad para abrir la boca y dificultad para llevar a cabo acciones cotidianas (hablar, comer, bostezar…).

Afortunadamente, la mandíbula desencajada -también conocida con el nombre de luxación mandibular– no es un trastorno frecuente. No obstante, es importante conocer cómo se puede prevenir y cuáles son las señales que nos pueden confirmar que padecemos esta alteración.

Causas de la mandíbula desencajada

Las principales causas de la mandíbula desencajada son las siguientes:

  • Trastornos en la articulación temporomandibular (ATM): la ATM es la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo. Cuando esta articulación se descompensa, la mandíbula puede desencajarse.
  • Predisposición genética: la mandíbula desencajada también puede estar provocada por anomalías anatómicas o debilidad en los ligamentos que sostienen la mandíbula.
  • Traumatismos en la mandíbula: un golpe directo en la mandíbula puede hacer que esta se desencaje. Esto puede suceder por un accidente automovilístico, caídas, peleas o la práctica de deportes de contacto (fútbol, boxeo, baloncesto…).
  • Apertura excesiva de la boca: un bostezo brusco, morder un trozo grande y duro de comida o un tratamiento dental en el que se necesita mantener la boca abierta durante mucho tiempo también puede causar una luxación mandibular. Además, las actividades que exigen movimientos repetitivos en la mandíbula, como tocar ciertos instrumentos musicales, incrementan el riesgo de una luxación.
  • Problemas articulares previos: las personas que han experimentado luxaciones mandibulares en el pasado tienen un mayor riesgo de que su mandíbula se desencaje en el futuro. Esto se debe a que los ligamentos y tejidos que sostienen la articulación temporomandibular pueden estar dañados.
  • Artritis: la artritis es una enfermedad que puede debilitar y afectar a la función normal de los músculos y ligamentos de la mandíbula, lo que incrementa el riesgo de que esta se desencaje.
  • Bruxismo: el bruxismo, un hábito involuntario que se caracteriza por apretar y/o rechinar los dientes, especialmente por la noche, también puede ser una causa de la mandíbula desencajada. Esto se debe a que el bruxismo provoca una gran tensión en los músculos de la mandíbula, lo que puede derivar en una desalineación de la articulación temporomandibular.
Los principales síntomas de la mandíbula desencajada son el dolor de boca, cabeza y oído; la movilidad limitada y los chasquidos.

¿Cómo saber si se me ha desencajado la mandíbula?

Los principales síntomas que nos pueden hacer sospechar de una luxación mandibular son los siguientes:

  • Dolor intenso en la mandíbula, que se agudiza al mover la boca, bostezar, hablar o comer.
  • Dolor de cabeza y/o de oído.
  • Movilidad limitada de la mandíbula, así como dificultad o incapacidad para abrir o cerrar la boca.
  • Chasquidos al mover la mandíbula.
  • Inflamación en la zona de la mandíbula.
  • Sensación de que los dientes no encajan correctamente y/o de que la mandíbula se ha salido de su lugar.
  • Dificultad para hablar y pronunciar con claridad.

Si experimentas alguno de estos síntomas y sospechas que puedes tener la mandíbula desencajada, es esencial que acudas a un cirujano maxilofacial. No intentes reubicar la mandíbula por ti mismo, ya que podrías empeorar la situación y provocar más dolor.

Solicita una revisión

Tratamientos para la mandíbula desencajada

El tratamiento de la mandíbula desencajada varía en función de la gravedad de la lesión y de su origen. A continuación, te contamos cuáles son las principales maneras de tratar una luxación mandibular:

  • Reposicionamiento de la mandíbula: ante una mandíbula desencajada, lo más habitual es que el profesional decida volver a posicionarla en su lugar manualmente, mediante la aplicación de una presión suave y controlada en la articulación temporomandibular.
  • Férulas o vendajes: después de realizar la técnica de reposicionamiento, en algunas ocasiones se coloca una férula o vendaje para mantener la mandíbula en su lugar hasta que se recupera.
  • Medicamentos: en algunos casos, se administran medicamentos antiinflamatorios y analgésicos para aliviar el dolor y la inflamación provocados por una mandíbula desencajada.
  • Fisioterapia facial: una vez que la mandíbula ha sido reposicionada, suele ser recomendable recurrir a un fisioterapeuta, para que ayude al paciente a fortalecer los músculos de la mandíbula y a recuperar la movilidad.
  • Infiltraciones de toxina botulínica: ante luxaciones de mandíbula recurrentes, también se pueden recomendar al paciente las infiltraciones de toxina botulínica, que ayudan a reducir la movilidad de la mandíbula y a relajar la articulación temporomandibular.
  • Cirugía: cuando la mandíbula sufre un bloqueo constante o los síntomas son muy severos, puede ser aconsejable recurrir a una intervención quirúrgica, que permite abordar el problema de una manera más profunda y evitar la luxación mandibular crónica.

Por último, se debe tener en cuenta que lo más recomendable es combinar el tratamiento médico con una serie de cambios en la rutina del paciente, que ayuden a prevenir futuras luxaciones.

Prevención de la mandíbula desencajada

Aunque la mandíbula desencajada no se puede prevenir por completo, sí existen una serie de medidas que ayudan a reducir el riesgo:

  • Evitar la apertura excesiva de la boca: si eres propenso a luxaciones, intenta no abrir demasiado la boca al bostezar o comer. Para ello, es posible que necesites modificar la forma en la que consumes ciertos alimentos. Por ejemplo: partir la comida en trozos pequeños, no comer bocadillos o manzanas a mordiscos, etc.
  • Mantener una buena postura: la postura incorrecta del cuerpo puede afectar a la alineación de la mandíbula y añadir tensión a sus músculos y articulaciones.
  • Tratamiento de los trastornos subyacentes: si presentas alguna condición que aumente el riesgo de luxación mandibular, como bruxismo o artritis en la articulación temporomandibular, es fundamental que consultes con el médico o dentista las formas de abordar estos problemas. En el caso del bruxismo, lo más habitual es que el odontólogo paute una férula de descarga.
  • Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de la mandíbula: para prevenir la mandíbula desencajada, también es recomendable recurrir a ejercicios para fortalecer los músculos de la mandíbula y mejorar la estabilidad de la articulación. Para ello, acude antes a un fisioterapeuta, que es el profesional que debe indicarte cómo realizar estos ejercicios.
  • Usar un protector bucal: si practicas deportes de contacto o actividades que incrementan el riesgo de sufrir una lesión en la cara, consulta con el dentista la posibilidad de utilizar un protector bucal.
  • Evitar los movimientos bruscos: si has experimentado algún episodio anterior de mandíbula desencajada, evita realizar movimientos rápidos o bruscos con la mandíbula. Por ejemplo, girarla rápidamente de lado a lado.
  • Eliminar determinados hábitos: hay una serie de costumbres que, aunque parecen inofensivas, aumentan el estrés en la articulación mandibular. Por ejemplo, morderse las uñas, masticar hielo, abrir envases con los dientes, morder objetos duros (como lápices o bolígrafos), etc.
  • Informar al dentista: si tu mandíbula es susceptible a desencajarse, informa al odontólogo para que tome las precauciones necesarias ante tratamientos dentales que requieran mantener la boca abierta durante un tiempo prolongado. Por ejemplo, podrá realizar el tratamiento en varias citas.

La mandíbula desencajada, aunque no es un trastorno común, puede ser un problema doloroso y debilitante que afecta la calidad de vida. Por ello, la prevención y el reconocimiento temprano de los síntomas son clave para evitar complicaciones y mejorar el pronóstico del tratamiento.

Si sufres molestias o dolores en la mandíbula, puedes acudir a una primera consulta en cualquiera de las clínicas dentales que tenemos en Cataluña. Tras realizar la exploración y las pruebas pertinentes podremos determinar si padeces una alteración. En caso afirmativo, te diremos si debes tratarte en nuestras clínicas dentales o acudir a un cirujano maxilofacial.

Dra. Nuria Obradors
Dra. Nuria Obradors

Cirujana e implantóloga

La Dra. Núria Obradors ejerce en las áreas de Cirugía Oral y Periodontal, Cirugía Implantológica y Rehabilitación Protésica en las clínicas Abaden.

Licenciada en Odontología | Universitat Internacional de Catalunya.

Residencia Clínica en Cirugía Maxilofacial | Tufts University School of Dental Medicine (Boston, MA, USA)

Residencia Clínica en Implantología Oral | Universitat Internacional de Catalunya (UIC)