La sedación consciente es un tratamiento que aporta gran tranquilidad a los pacientes que tienen miedo al dentista y deben someterse a un tratamiento odontológico.
A pesar de que se puede recurrir a la sedación en cualquier tratamiento, lo más frecuente es hacerlo ante procedimientos de una relativa envergadura, como la colocación de implantes dentales.
La sedación consciente es un procedimiento que consiste en suministrar una serie de medicamentos sedantes a un paciente, con el objetivo de ayudarle a relajarse y evitar la ansiedad que le produce un tratamiento dental.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la sedación consciente no sirve para paliar el dolor. Por tanto, cuando se realiza un tratamiento bajo sedación, también se debe recurrir a la medicación anestésica, que es la que evita el dolor y las molestias propias de la intervención.
Cuando se lleva a cabo un tratamiento bajo sedación consciente, es necesario el trabajo conjunto de distintos profesionales. Entre ellos, un odontólogo y un médico anestesista.
Por un lado, el odontólogo realiza el propio tratamiento dental. Por otro lado, el anestesista se encarga de aplicar los fármacos sedantes y de supervisar la evolución del paciente a lo largo del procedimiento.
En la sedación consciente, la medicación es aplicada por vía intravenosa. Por ello, el efecto sedante es inmediato. Tras esto, el dentista suministrará anestesia local y comenzará a realizar el tratamiento.
A lo largo del procedimiento, el anestesista se encargará de monitorizar las constantes vitales del paciente y de regular la medicación suministrada.
Dicho todo lo anterior, nos gustaría destacar que en las clínicas dentales Abaden contamos con un equipo fijo de anestesistas. Esto nos permite disponer del servicio de sedación dental todos los días de la semana. Pero, además, lo ofrecemos a un precio más económico que la mayoría de clínicas, las cuales deben contratar al anestesista por horas.
Como ya hemos avanzado, la sedación se puede aplicar en cualquier tratamiento dental, sea cual sea. Por ejemplo: empastes, endodoncias, tratamientos periodontales, cirugías orales, etc.
Sin embargo, lo más habitual es recurrir a ella en procedimientos de envergadura, como los implantes o la regeneración de hueso.
Esto se debe, simplemente, a que los tratamientos que tienen mayor duración o complejidad son los que generan más nervios o incomodidad entre los pacientes.
Además, una de las ventajas de la sedación es que permite agrupar tratamientos. Esto hace que podamos realizar varios procedimientos al paciente en una sola mañana, y que no tenga que acudir tantas veces a la clínica.
La sedación consciente está indicada en distintos casos. Lo más frecuente es recurrir a ella cuando el paciente tiene miedo o pánico al dentista. O también, cuando ha tenido malas experiencias previas, lo que le provoca nervios o ansiedad.
Pero, además, la sedación dental está indicada cuando el paciente se encuentra en situaciones como las siguientes:
Antes de realizar la sedación dental, el paciente deberá realizarse una analítica completa que incluya hemograma y pruebas de coagulación. Además, deberá rellenar un cuestionario preoperatorio especificando si presenta patologías, alergias y si toma medicación para ello.
El anestesista verificará que la persona presenta un estado de salud óptimo para realizar una sedación dental y le indicará las medidas a seguir tanto antes como después del procedimiento.
El paciente se tumba en el sillón dental y el anestesista administra el sedante, que hace efecto de manera inmediata.
La persona alcanza un estado de máxima relajación, que se mantiene durante todo el procedimiento y que le dará una gran sensación de bienestar.
El paciente se despierta con la sensación de que no ha pasado el tiempo. Unos minutos después de despertar, puede abandonar la clínica.
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La sedación consciente induce al paciente a un estado de seminconsciencia y máxima relajación. Esto quiere decir que la persona estará dormida pero seguirá consciente.
Es decir, podrá responder en todo momento a cualquier orden o estímulo del dentista. Por ejemplo, abrir más la boca.
Eso sí, es posible que el paciente, al despertar, no tenga recuerdos de la intervención. Esto se debe, fundamentalmente, al medicamento utilizado para sedarle.
Para realizar un tratamiento bajo sedación consciente se puede suministrar un solo medicamento o una combinación de ellos.
Los dos fármacos más utilizados son midazolam y propofol. Mientras que el primero se aplica en la mayor cantidad de ocasiones, el segundo es muy usado en niños.
La sedación consciente y la anestesia son procedimientos complementarios, pero diferentes. Por ello, los objetivos que persiguen son también distintos.
Por un lado, la sedación tiene como finalidad tranquilizar a un paciente que tiene miedo al dentista y siente un alto nivel de nerviosismo ante un tratamiento dental. O, como hemos detallado previamente, es muy útil para agrupar procedimientos y que el paciente tenga que acudir menos veces a la clínica dental.
Por otro lado, la anestesia local -la más utilizada en las clínicas dentales- tiene como objetivo evitar el dolor y las molestias que provoca el tratamiento.
Esto quiere decir que la anestesia local es imprescindible en, prácticamente, todos los procedimientos odontológicos.
En cambio, la sedación consciente se suministra, solamente, en unos determinados supuestos.
Dicho esto, se debe tener en cuenta también la diferencia que existe entre la sedación consciente y la anestesia general. En esta última, el paciente sí se encuentra inconsciente.
El precio de la sedación consciente depende del tratamiento en el que se aplique. Y, sobre todo, varía en función de la duración del procedimiento.
Por ejemplo, para tratamientos cortos de una a dos horas -como puede ser una endodoncia-, el precio de la sedación se situará entre los 200 y los 300 euros.
En cambio, para tratamientos largos de tres a cinco horas -como la cirugía de implantes dentales- el precio estará entre los 400 y los 500 euros.
Tal y como hemos mencionado previamente, en nuestras clínicas contamos con un equipo fijo de anestesistas. Y, por ello, podemos ofrecer precios inferiores a los de otros centros.
No. Para poder ofrecer el servicio de sedación, es necesario que la clínica cumpla una serie de requisitos. Dichos requisitos son los siguientes:
Sí. El paciente sedado está monitorizado en todo momento por el anestesista y se encuentra en un gabinete especial, que cuenta con todo el equipamiento que establecen las autoridades sanitarias.
Además de las pruebas médicas mencionadas, es importante que el paciente acuda en ayunas (de 6-8 horas) y acompañado. Esto se debe a que puede sentirse desorientado y somnoliento hasta que pase el efecto de la sedación.
Depende del tratamiento. La mayoría de sedaciones duran como mínimo una hora y como máximo cuatro horas. Sin embargo, el paciente tendrá la sensación de que han pasado solo unos pocos minutos.
En general, bien, con sensación de bienestar. Sin embargo, como ya hemos resaltado, es habitual sentirse algo somnoliento o desorientado. Ambos estados son efecto de la medicación que se utiliza para la sedación. De hecho, es muy habitual que los pacientes afirmen que el último recuerdo que tienen del tratamiento es el momento en el que el anestesista les dijo “ahora vas a notar que te duermes”.
En nuestras clínicas ofrecemos soluciones de financiación flexibles, cómodas y adaptadas a tu presupuesto, para ayudarte a conseguir el tratamiento dental que necesitas.
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